Responder a la pregunta de qué tipos de contratos para estudiantes hay es una situación compleja. Y es que en realidad no existen como tal, sino más bien convenios entre universidades y otras organizaciones con empresas. Por eso, en este artículo vamos a proceder a analizar con detalle todo lo relacionado a la incorporación de alumnos a las compañías con el objetivo de ganar experiencia profesional.
¿Contratos para estudiantes o convenios? Diferencias.
Lo primero que se debe tener claro, como ya se ha comentado, es que en un Convenio Educativo no existe relación laboral con la empresa. Por lo tanto, no son un contrato. Estos están orientados a personas que ya han concluido sus estudios y buscan dar sus primeros pasos en el mercado laboral. Además, tienen una duración fija, que va desde los 6 meses a los 2 años (aunque puede variar según el convenio). Por supuesto, también acarrean una responsabilidad de cotizar por el empleado y retribuirle por su trabajo.
En convenio, los convenios para estudiantes van dirigidos a los alumnos que buscan compatibilizar su formación teórica con el aprendizaje profesional. Es decir, no han acabado los estudios. Simplemente quieren aprender desde ya lo que significa formar parte de una empresa. Dependiendo del itinerario académico, para muchos realizar este tipo de prácticas es obligatorio.
Otra diferencia entre un contrato y un convenio para estudiantes reside en la duración. Esta no está estipulada por ley, por lo que es variable. Al ser simultánea con la formación, suele ser el centro pertinente el que determine el tiempo. Así mismo, el estudiante no tiene derecho a percibir un salario mientras se forma a cargo de la empresa, a no ser que se estipule lo contrario. En ese caso, es de obligado cumplimiento cotizar por el becario a la seguridad social.
No existen contratos para estudiantes, sino convenios
Como se ha visto, muchas empresas llaman contratos para estudiantes a lo que en realidad es un Convenio de Cooperación Educativa. Este es un documento que se firma entre el centro, la empresa y el alumno. El objetivo es que este realice una beca de prácticas académicas externas. Estas no suponen ninguna relación laboral. Incluso aunque el becario pase a formar parte de la empresa una vez haya finalizado el período acordado. Es decir, durante el convenio no se acumula antigüedad en una empresa ni tiene validez como período de prueba (a no ser que se haya indicado lo contrario en el convenio colectivo oportuno).
Durante un Convenio de Cooperación Educativa, las empresas no están obligadas a pagar un salario por las prácticas. Independientemente de si estas son curriculares (las que forman parte del programa de estudios y, por tanto, son obligatorios) o extracurriculares (las que los alumnos hacen por propia voluntad para adquirir experiencia). Sin embargo, sí que puede existir el concepto de ayuda económica, el cual en ocasiones es una condición que el centro de formación incluye.
En los casos en los que el alumno sí que recibe alguna remuneración, la empresa tiene la obligación de dar de alta al estudiante en la Seguridad Social. De lo contrario, no hay que hacerlo. En cuanto a las bonificaciones para las empresas, reciben el 100% en su cotización a la Seguridad Social si las prácticas son curriculares (pero ninguna si son extracurriculares).
Obligaciones para las empresas
Cuando una empresa incorpora a su equipo a un estudiante en prácticas, se compromete a cumplir con una serie de requisitos a los que el alumno tiene derecho. Estos son:
- Tutoría. Los estudiantes deben tener dos tutores, uno en el centro que facilita las prácticas y otro en la empresa donde las realiza.
- Evaluación. La empresa debe evaluar el trabajo y el aprendizaje del estudiante, según los criterios marcados por el centro.
- Certificado. Deben recibir un informe, en el cual la empresa certifique que ha realizado prácticas en su centro de trabajo.
- Formación. Antes de la realización de las prácticas y, al igual que cualquier otro trabajador, el estudiante debe recibir información sobre la normativa de seguridad en la empresa, así como de la prevención de riesgos laborales.
- Ausencias por motivos académicos. En caso de que el centro demande la presencia del estudiante con motivo de alguna actividad académica o formativa, debe poder acudir, tras informar debidamente y con la antelación suficiente a la empresa.
- No discriminación por discapacidad. Si el alumno tiene algún tipo de discapacidad, debe facilitársele que pueda llevar a cabo las prácticas con las situaciones personales o actividades derivadas de su situación.
Ventajas de los contratos para estudiantes para las empresas
Los convenios con estudiantes conllevan una serie de ventajas para los mismos. Por una parte, pueden poner en práctica los conocimientos teóricos que están asimilando. Por otro lado, consiguen aprender cómo funciona una compañía y cómo se trabaja. Pero, ¿cuáles son las ventajas para las propias empresas? Algunas de las más interesantes son:
- Renovación empresarial. Las empresas deben renovarse y adaptarse constantemente, ya que el mercado no para de evolucionar. Contar con trabajadores que vienen con la mente abierta por ser su primera experiencia, puede ser muy beneficioso para conseguirlo. Los estudiantes suelen caracterizarse por su inquietud, motivación, conocimientos y creatividad.
- Captación de recursos humanos. Los alumnos en prácticas pueden acabar formando parte de la plantilla en el futuro. Esto evita para la empresa gastos adicionales de formación en nuevos trabajadores. Además del tiempo que supone un periodo de selección e integración de personal. Los estudiantes efectúan pruebas reales de trabajo dentro de la compañía, algo mucho más valioso que una entrevista o test puntual.
- Formación a medida. Los estudiantes poseen una gran capacidad de aprendizaje y adaptación, ya que están en una etapa que requiere de ambas habilidades. Por ello, la empresa puede formarlos a su gusto, cubriendo más correctamente las necesidades.
Como se ha visto, los convenios para estudiantes son una opción muy interesante para la empresa. Lo importante es saber aprovechar la oportunidad que ofrecen para mejorar tanto en los procesos como en capital humano.
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